La guerra, había anunciado Filipo, "iba a ser declarada a los persas a favor de los griegos, para castigar a los bárbaros por el anárquico tratamiento que dieron a los antiguos templos griegos".
Alejandro Magno
Robin Lane Fox
Ed Acantilado
En su magnífica biografía sobre Alejandro, Robin Lane Fox señala la importancia que tuvo el mito en la preparación de la invasión de Asia: con el fin de asegurar el apoyo de la poco amistosa Atenas y del resto de ciudades estado, tanto Alejandro como su padre Filipo -el verdadero artífice de la invasión- tuvieron la astucia de plantearla como una venganza de los griegos sobre los persas, una guerra de liberación para restituir la democracia en las ciudades griegas de Asia -¡una venganza dirigida y ejecutada por macedonios, asimismo rivales de los griegos!-. Fue en parte a través de ese mito que consiguieron, si no el apoyo, sí al menos la neutralidad de las ciudades estado durante los años que duró la aventura de Alejandro. El mito no se correspondía con la verdad, pero fue útil a sus propósitos.
Como Alejandro -y posiblemente siguiendo su ejemplo-, quienes planearon la invasión de Irak eran conscientes de la necesidad de construir un mito como condición previa a la invasión; un mito capaz de distraer sobre los verdaderos objetivos estratégicos -el recurso del petróleo, y la cercanía geográfica a China, entre otros-.
En Irak, ese mito ha sido, como entonces, el de la democracia. O dicho de otro modo: se ha tratado de construir una democracia mitológica, no práctica. Al olvidar los ideales de libertad y justicia que son inseparables de la idea de democracia, su ejercicio se transforma en ceremonia; la democracia es vaciada de contenido y rellenada de ritual. Las elecciones ya no son el ejercicio del poder soberano sino algo así como la ofrenda a un Dios. Una democracia, en definitiva, tan vacía como aparente. Por desgracia, los estrategas de la guerra ignoraron muchos otras enseñanzas de la historia del macedonio.
3 comentarios:
Antes de lanzarme a "apalear" a nadie, que me parecería una mala forma de inaugurar los comentarios de un blog, preferiré felicitarte por tu iniciativa. Los que gustamos debatir contigo seguramente disfrutaremos con tus anotaciones y tu discurso claro y racional. Eso sí, una vez entrados en materia (porque de momento aquí falta chicha) no seremos indulgentes. Ve afilando la bayoneta. Un saludo. DG.
Amen a eso, aquí estaremos....
Soy de los que piensan que la palabra y la forma de utilizarla es un arte que muy pocos manejan. Esa es la mayor arma para luchar contra los radicales, en cualquier sentido... y tú sabes manejar ese arte a tu antojo. "Menos mal que con los rifles no se matan las palabras" dice una canción.
Pese a todo, discreparé en todo lo que pueda, porque sabes que me gusta debatir contigo...
Un saludo
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