Nada menos que once acepciones propone el diccionario para esta palabra. Me quedo con esta: “razón de ser, finalidad”. Es decir aquello para lo que algo existe, lugar al que tiende. Esto es lo que tratamos -tantas veces en vano- de descifrar en lo que sucede. ¿Hacia dónde apunta esto que ocurre, esto que me ocurre? Una pregunta que dice más de nosotros que de los acontecimientos, que no solo no se sienten obligados a responder, sino que incluso nos desafían: ¿y por qué habría de existir algo parecido al sentido?
La búsqueda de sentido nos define. No recuerdo las palabras exactas, pero estas se acercan: “o somos búsqueda de sentido o no somos nada”. No podemos mirar las cosas sin más, como un gato nos mira a nosotros. Nuestra mirada es una pregunta que trata de alcanzar algo esquivo, quizás inalcanzable, pero esa intención dice quienes somos.
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