12/4/09

Pérdida

Dudé mucho entre pérdida y ausencia. Aún ahora, mientras escribo, dudo –por eso escribo-.

La pérdida es la frontera entre la presencia y la ausencia, o más bien es el canto, el filo hiriente de una hoja cuyas caras son la ausencia y la presencia. Sí, quizás por eso elegí la palabra pérdida, por ser esa línea fina que la memoria traza entre dos mundos que, dándose la espalda el uno al otro, son inseparables; una línea permeable: en la ausencia está la presencia de lo que fue –fuese realidad o sueño-, y en la presencia está la sombra de lo que un día no estará. Melancolía y tristeza como una infección latente en la alegría de lo que sí es hoy, igual que la alegría puede ser por momentos un cierto delirio de la memoria.

Las agujas del reloj indican el sentido de la flecha del tiempo, pero la memoria no sabe nada de tiro con arco; sin embargo, conoce bien las heridas que esa flecha deja a su paso.

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