La expresión “colapso civilizatorio” ha dejado
de ser una idea para escritores de guiones de ciencia ficción para pasar a ser
una forma razonable de describir el futuro a medio plazo de la humanidad.
Entonces, ¿cómo es posible que sigamos viviendo de espaldas a esa idea? Para
comprender nuestra actitud, una referencia enormemente útil es Pensar rápido,
pensar despacio, de Daniel Kahneman. Una muestra de sus
conclusiones:
Las condiciones bajo las cuales eventos raros
son ignorados o magnificados se entienden ahora mejor que cuando se ha
formulado la teoría de las perspectivas. La probabilidad de un evento raro será
sobrestimada (a menudo, no siempre) debido al sesgo confirmatorio de la
memoria. Si pensamos en ese evento, intentaremos hacerlo verdadero en nuestra
mente. Un evento raro será magnificado si atrae especialmente la atención. La
atención separada queda efectivamente garantizada cuando se describen las
perspectivas de modo explícito (“99 por ciento de probabilidades de ganar 1.000
dólares y 1 por ciento de probabilidades de no ganar nada”). La preocupación
excesiva, las imágenes vívidas, las representaciones concretas y los recordatorios
explícitos contribuyen a la magnificación. Y cuando no hay tal magnificación,
habrá olvido. Cuando considera probabilidades raras, nuestra mente no está
diseñada para ver las cosas correctamente. Estas son malas noticias para los
habitantes de un planeta en el que podrían producirse eventos raros a los que
ninguno de ellos ha asistido.
Pensar rápido, pensar despacio.
Daniel Kahneman.